- ¿Me estás diciendo, maldito cabrón, que me has hecho recorrer medio mundo, que me he enfrentado a gente que quería matarme y que me he jugado el tipo en busca de un supuesto artefacto que podía destruir el mundo para nada? ¡Joder, se suponía que éramos amigos! ¿De qué coño vas?
Cuando te apuntan a la sien con un revólver suele pasar una de dos cosas: o se nubla la mente, y no das una a derechas; o, de repente, te sientes tan lúcido como nunca antes en la vida. Por eso aquella conversación, aquella respuesta, era más importante de lo que parecía.
- Verás, las cosas son así... teníamos una misión...
- ¡Y una mierda! ¡Me has engañado! ¡Me he jugado la vida para nada!
- Necesitábamos engañarlos... una cortina de humo...
- ¿Y me cogiste a mí como marioneta a la que manipular? ¿En serio no se te ocurrió otra cosa?
- Las cosas son así...
- Eso ya lo has dicho antes. Ya no puedo confiar en ti.
Respuesta equivocada, definitivamente. El problema es que, cuando te apuntan a la sien con un revólver, no tienes segundas oportunidades.
La detonación resonó en toda la sala, y sobre el suelo quedó el cadáver. Abandonado. Incapaz.
jueves, 13 de noviembre de 2025