martes, 16 de diciembre de 2025

La anécdota

      - Recuerdo una anécdota muy graciosa que me sucedió en mi viaje a Oslo. Sucede que conocí a un tipo, un lugareño muy simpático llamado Sven, con quien pasé una tarde divertidísima...

     Su amigo, entonces, alzó levemente la mano, como para solicitar una pausa.

     - Esa anécdota no es tuya. Es mía.
     - ¿Cómo? -preguntó el otro, aterrado.
     - Eso me pasó a mí.
     - ¿Cómo te atreves? -inquirió, con ligera irritación.
     - Tú, de hecho, nunca has estado en Oslo.

     El otro se preguntó si su amigo le estaba gastando una broma o sí, por el contrario, tenía que empezar a dejar de llamarlo amigo. Le peor es que continuaba.

     -... de hecho, Sven es mi amigo, tú no lo conoces.

     Y le mostró una foto en la que aparecía con Sven. Un Sven que parecía real, el mismo que él había conocido en Oslo. Pero, en esa foto, estaba con su amigo.

     - ¿Pero cómo es posible?
     - Tienes un problema eso es evidente.
     - ¿Qué problema? Si ayer mismo llegué de Roma...
     - Quien llegó de Roma fui yo, no tú.
     - Y estuve de cena con la familia.
     - Otra vez, ese fui yo.
     - ¡Para ya!

     El amigo se le acercó con gesto de preocupación.

     - Deja ya de apropiarte de mi vida -le susurró al oído.

     En ese momento, un sudor frío, el propio de la gran duda existencial, le recorrió la sien.