martes, 8 de abril de 2025

El saqueo

     Me despierto con una sensación extraña. He soñado que caminaba por una ciudad que estaba siendo saqueada. Yo miraba, era testigo, pero no hacía nada. No saqueaba, pero no defendía a los saqueados, escasos y ocultos, quienes no pudieron huir, entre sus posesiones.

    Siento que me encuentro en Troya, pero ni el vestuarios ni las lenguas de unos y de otros me parecen de aquella época. Luego veo las murallas, los templos, el puerto. Observo el Cuerno de Oro y caigo en la cuenta de que me encuentro en Constantinopla, y quienes saquean son cristianos, cruzados.

    Debe ser el saqueo del año 1204. ¿Qué hago yo allí?

    Eso me preguntaba cuando desperté, y no he podido dar con la respuesta. Llevo todo el día penando por mi mundo, como había penado la noche anterior por las empinadas calles de Constantinopla.

    Esta noche volveré a dormir. No sé si volveré a la gran Bizancio. Siento que, si contemplo más saqueos, terminarán saqueándome el corazón.