viernes, 1 de agosto de 2025

El precio de una oveja

     - ¿200 euros? ¿En serio? ¡Qué morro!
     - A ver, es manchega.
     - ¿Y qué me cuentas?

     La verdad es que 200 por una oveja, manchega o no, le parecía demasiado. Si lo hubiera sabido antes, se lo habría pensado; pero claro, llegados ya a este punto, no iba a decir que no. ¡Se las sabían todas, estos vendedores!

    - Todavía es joven, la puedes usar para reproducción.

    Para reproducción o para lo que fuera. 200 euros era una barbaridad. Pagó a regañadientes, cogió a la oveja y se la llevó, bien agarradita por el cuello.

     Todavía iba refunfuñando cuando la oveja frenó en seco. Él notó el tirón, frenó en seco y miró hacia abajo. Allí estaba ella, observándolo. Y de repente, como quien no quiere la cosa, la oveja dijo:

    - 200 euros tampoco es tanto, hombre. Yo no los tengo, pero si los tuviera... ¡ay, si los tuviera!

    Al hombre se le heló la sangre y sintió un repelús, como si todos los vientos gélidos de La Mancha hubieran atravesado sus riñones al mismo tiempo.

    Empezó a pensar que igual la oveja tenía razón, y que 200 euros tampoco era tanto...