domingo, 14 de octubre de 2007

Silencio... y acción

El tipo le dijo que era director de cine, que le había estado observando y que había decidido hacer una película sobre su vida.
- ¿Sobre mi vida? Pero mi vida es muy aburrida...
Siempre iba por ahí diciendo que su vida era aburrida, era una especie de penitencia autoimpuesta que le ayudaba a mantener los pies en el suelo, a derribar los castillos en el aire antes incluso de concluir los cimientos. Y la verdad era esa, su vida era decididamente aburrida, insulsa, tanto su vida presente como la pasada, al menos hasta donde alcanzaba a recordar. Y el futuro no era mucho más prometedor. Por eso le había sorprendido la propuesta del director de cine.
- Lo sé, precisamente por eso...
Y el tipo le explicó que el cine ya no quería grandes historias, que interesaba la gente normal, común hasta el hastío, una vida sin estridencias. Quizá era así porque el público se sentía mejor cuando veía en la pantalla caracteres frágiles, sin expectativas, o lo mismo era que el séptimo arte estaba en decadencia, quién sabía, él sólo quería hacer una peli y su vida era ideal.
Y aquel tipo, que siempre se había considerado aburrido y nunca se había cansado de decirlo se sintió mal al oír su propio discurso en boca de otro.
- Bueno, bueno, que mi vida tampoco es tan aburrida...
Y buscó tantas razones para convencer de ello al director que incluso se convenció a sí mismo.
La película, por cierto, no se rodó por falta de fondos...