martes, 16 de abril de 2024

El viaje en el tiempo

    El 21 de abril de 1984 Tomás apareció en su casa de Villanueva de los Infantes y les dijo a sus padres, muy agitado, que había viajado al futuro, que había visto cómo era y que había regresado para contarlo.

    Los padres le dijeron que sí, que por supuesto, le dieron una palmadita en el hombro y le preguntaron qué quería para cenar, si tortilla o longaniza.

    Tomás, que había notado que los viajes en el tiempo daban mucha hambre, dijo que ambas pero, al mismo tiempo, se metió en su habitación y empezó a escribir. 

    Estuvo escribiendo sin parar durante una semana y, aunque el chico comía bien, sus padres empezaron a preocuparse.

    Al séptimo día, Tomás salió de la habitación y les contó a sus padres que había descrito el futuro en unas páginas, que el futuro era chocante y horripilante, que ahora guardaría las hojas en un sobre cerrado y que volvería a abrirlo cuarenta años después para demostrar al mundo que había viajado en el tiempo.

    Los cuarenta años se cumplen este fin de semana. A nadie le importa un pimiento, ni siquiera al propio Tomás, pero en un cajón viejo de una casa vieja en Villanueva de los Infantes hay un escrito que iría a demostrar, a quien le importara, que los viajes en el tiempo existen.

    Si pudiera, ahora, hacer otro viaje en el tiempo, Tomás volvería a 1984.