- Buenas. Vengo por lo del paquete -dijo secretamente, mirando a un lado y a otro para comprobar que nadie lo observaba.
- ¿Disculpe? -le contestó el otro.
Se hizo un silencio tenso, incómodo. El primero se inclinó sobre su interlocutor y le susurró al oído.
- Demoscopía.
Pese a la proximidad y al volumen bajo, la palabra resonó en la sala con un eco atronador.
- No le entiendo.
- Demoscopía.
- Sí, demoscopía, ¿y qué? ¿No se dice "demoscopia", además?
El primero continuó, aparentemente impaciente.
- A ver, ya sé que las actividades secretas son eso, secretas, y que no conviene delatarse antes de tiempo, pero le he dicho la contraseña, ¿no? Pues deme el paquete. Además, se puede decir "demoscopia" y "demoscopía", los dos.
El otro se irguió, a la defensiva.
- Eh, no sé qué quiere que le diga. Aquí secreto no hay ninguno. Este es punto de recogida, sí. Pero más que la contraseña necesitaría su apellido, o el código numérico que le enviaron al correo electrónico. ¿Es un paquete de Amazon, viene por Celeritas o por Envialia?
El primero miró a su alrededor.
- Esto no es la pescadería Toni, ¿verdad?
- No, esto es el estanco Rafa. La pescadería Toni está aquí al lado, aunque ya he deducido, gracias a su habilidad, que lo de la pescadería es una tapadera para actividades secretas que no me interesan en absoluto...
- Disculpe... -contestó el primero, visiblemente avergonzado. - Estoy en la inopia.
- Sí -concluyó el estanquero. - O en la inopía...