jueves, 5 de junio de 2025

Diálogos de los muertos

    Me puse a conversar con aquel tipo, aunque los dos, él y yo, sabíamos que ya estaba muerto. A mí me daba igual, la verdad. Hablar con un muerto, a veces, es más gratificante que hablar con un vivo. Los muertos suelen tener las ideas claras, y aunque, en ocasiones, sus postulados pueden quedar un poco anticuados, por lo general son buenos conversadores.
    Además, no tiene mucho sentido ponerse a discutir con un muerto, sobre todo porque ya está muerto. Así que, normalmente, escuchas lo que dice y tratas de ponerte en su lugar.
    Tiempo después me puse a dialogar con un joven. Su energía y su determinación me sorprendieron. Quise contestarle, y observé que me trataba con condescendencia. Fue entonces cuando me di cuenta de que, en algún momento, el muerto había pasado a ser yo.