domingo, 26 de octubre de 2025

El objeto encontrado

     Había encontrado la caja sobre un banco, en la plaza. Al verlo allí, aparentemente olvidado, había levantado la cabeza y mirado alrededor, en busca de su dueño. Al no dar con él, pues la plaza estaba desierta, y al comprobar que amenazaba lluvia, lo había tomado, no sin un inconfesable sentimiento de culpa, y se lo había llevado, pensando que, tal vez, en el interior de la caja encontrara los datos necesarios para establecer la identidad de su legítimo dueño.

     Ahora estaba en su habitación, ante la caja, observándola. Estaba esta envuelta en un fino papel de regalo de color turquesa. Lamentablemente, no había ninguna tarjeta que indicara ni la procedencia, ni el destinatario de la caja y su contenido.

     Supuso que tendría que abrirla. No encontró otro paso lógico. Una vez tomada la caja para evitar su deterioro bajo la lluvia, dejarla cerrada, y guardada, sin la posibilidad de desvelar su secreto, le pareció una opción estúpida.

     Así que procedió a desenvolverla. Curiosamente, y esto fue algo que lo sorprendió, se encontró a sí mismo en tal estado de excitación, tan emocionado y expectante, que llegó a la conclusión, a priori, de que la caja contenía un regalo y que este regalo era, por supuesto, para él.