domingo, 2 de noviembre de 2025

Un poco de vino tinto

     - Ponme una copita de vino tinto, por favor... -dijo, alzándole la mano al camarero.

     No había mucha gente, y el camarero volvió, apenas unos segundos después, con una bandeja sobre la que viajaba una copa que, con esmero, recogió con la mano libre y depositó sobre la mesa, ante el cliente, que le miró que ojos extraños, con familiaridad.

     - ¡Coño! Tú eres...

     No pudo decir más. El camarero, con la velocidad de un relámpago, tomó uno de los cuchillos que tenía a mano, sobre la mesa, y se lo clavó al cliente en el costado. Una cuchillada rápida, certera, de esas que atraviesan el hígado y que al salir, retorciendo la hoja del cuchillo, se llevan un trozo del órgano y las esperanzas de vida de la víctima.

     El cliente enmudeció, no dijo nada más, solo algún pensamiento silencioso pasó por su mente, confusión, desesperación, impotencia por no poder lanzar un grito acusador, y el camarero que se fue tan rápido como vino, y el vino que empezó a derramarse sobre la mesa, o era la sangre que brotaba del costado del cliente, sí, eso era, de color tinto igualmente, y comenzaba a tintar el mantel, y gotear al suelo, donde pronto habría una mancha creciente de líquido bermellón.

     El camarero puso su mente a toda máquina, planificando. El cliente ya estaba acabado, por ahí ya no habría problemas. Lo había reconocido, el cabrón. Pese al maquillaje disimulador, y la barba, y las gafas. Pero ya estaba acabado. Ahora había que explicarle al encargado qué había pasado, una buena historia, porque alguien había apuñalado a un cliente en el interior del restaurante, la historia iba a requerir una buena dosis de mentiras y de imaginación, pero es que, joder, es que no podía ser descubierto ahora, bastante le había costado encontrar aquel escondrijo, aquel disfraz para pasar desapercibido.

     De todos modos, este estaba muerto, y había muerto allí. Como sus socios vinieran a preguntar, y lo harían, qué había pasado, él se iba a ver envuelto en problemas, y de los gordos.