- ¿Asesinaste tú a J.G.?
El acusado miró a su abogado y enarcó una media sonrisa.
- Sí.
El abogado palideció visiblemente. Durante unos segundos apenas emitió unas leves balbuceos.
- Perdón -dijo, finalmente. - Creo que me has entendido mal... te preguntaba si habías cometido tú el asesinato.
- Te he entendido. Y... sí, yo lo asesiné.
El abogado defensor se llevó la manos al rostro. Tanto tiempo para nada. Miró de reojo al fiscal acusador, que tenía que hacer verdaderos esfuerzos para no soltar una carcajada.
domingo, 30 de noviembre de 2025