viernes, 26 de diciembre de 2025

De vez en cuando, solo de vez en cuando

    En la cripta, la mayor parte del tiempo, hace frío. A veces, es soportable; otras veces, sin embargo, se congelan los sentidos. Deduzco, entonces, que ha llegado el invierno.

    Es difícil ser consciente, aquí dentro, del paso del tiempo, y medirlo convenientemente. Por eso detalles de ese tipo, reveladores del paso de las estaciones, son importantes. También las idas y venidas, el ciclo de la vida y la renovación, del musgo que se adhiere a las paredes de piedra, preñadas de humedad.

     A veces me cuesta respirar. Ya sé que no lo necesito, estoy hablando metafóricamente. Quiero decir que siento una ligera opresión en el pecho, como si quisiera gritar, salir afuera, correr por los espacios abiertos del exterior.

    Y de vez en cuando, solo de vez en cuando, querría estar muerto, muerto de verdad, sin consciencia de la putrefacción, del deterioro, de los siglos que llevo aquí encerrado. Aunque también es verdad que de vez en cuando, solo de vez en cuando, me planteo todo lo contrario, excavar, escapar y mostrarme a los de afuera, solo para poder ser testigo de sus reacciones.