jueves, 22 de febrero de 2024

El juego de la vida

    - Atención -dijo el tipo mientras desplegaba un tablero sobre la mesa. - Este es el juego de la vida.
    
    Todos miramos con curiosidad. Un tablero, con un recorrido a lo largo de un puñado de casillas que formaban un itinerario sinuoso; un montón de fichas; y un dado.

    - ¿Un juego de mesa? ¿Ahora? -preguntó, un tanto desalentado.
    - No es un juego cualquiera. Es el juego de la vida. Como esta, el juego es azar. La diferencia con los juegos habituales es que estos se quedan en el mundo imaginario del tablero. Pero el juego de la vida influye en tu vida real, y en ti y en mí, que estamos aquí hablando, en estos mismos instantes.
    - ¿Quieres decir...?
    - Quiero decir que, si caes en la casilla de bancarrota, es posible que esta noche duermas debajo de un puente. Si te hundes en el pozo, reza para que alguien te oiga o prepárate para la peor de las muertes. Y si caes en la muerte...
    - Entonces, muero, claro.
    - Claro.

    No sabía muy bien si el tipo de estaba riendo de mí o hablaba en serio.

    - ¿Y si caigo en el signo del dólar? -pregunté, señalando una casilla con ese signo dibujado.
    - ¡Amigo! Si caes ahí, ¡ah, si caes ahí! No todo en la vida son desventuras, ¿verdad? -se limitó a decir, con una enorme sonrisa.
    
    Guardé silencio.

    - ¿Qué? Nos la jugamos.

    Asentí. Cogí el dado y lo lancé. Salió un cuatro. Hice avanzar la ficha. Caí en la prisión.

    Desde entonces, y de eso hace ya varios años, estoy esperando a que me llegue el turno de volver a tirar. La comida aquí es horrible y la compañía, peor. Llevo meses con la idea de escapar, pero estos barrotes son irrompibles y la seguridad máxima. Todavía, no obstante, conservo intactas las esperanzas.