domingo, 4 de febrero de 2024

Mira fijamente

     El hipnotizador parecía bueno. Convincente. Se sacó del bolsillo una especie de medallón, lo alzó y empezó a hacerlo girar ante mí.

    - Mira fijamente -dijo, con seguridad en sí mismo.

    Yo miraba, pero no veía nada. El medallón giraba como giran todos los medallones cuando los haces girar. Primero en un sentido, luego en otro. Detrás del medallón lo veía a él, al hipnotizador. Él también miraba el medallón.

    De repente, el medallón dejó de girar. Bostecé. Me estaba aburriendo. Como técnica de entretenimiento dejaba mucho que desear. Inmediatamente, reparé en que el hipnotizador se había quedado quieto. Hierático. Con el brazo alzado y el medallón, ahora detenido, colgando de él.

    Ahora tengo a un hipnotizador hipnotizado. No sé si eso quiere decir que es bueno en lo suyo, o que es malo. Desde luego, es capaz de hipnotizar. Tal vez haberlo hecho con la persona inadecuada, incluso si la persona inadecuada eres tú mismo, es tan solo una cuestión menor.