domingo, 15 de junio de 2025

La paradójica relación del creador con su creación

    Posiblemente sea un temor oculto en lo más hondo del corazón de cualquier creador. ¡Cuál será la relación con su creación! ¿Será positiva? ¿Traerá beneficios? ¿O perderá el control sobre ella y tendrá que sufrir las consecuencias de una rebelión?

    Todo creador se siente como un dios, pero a Dios se le rebeló un tercio de los ángeles, al mando de Lucifer, y tuvieron que se expulsados y condenados a vivir como ángeles caídos.

    A Víctor Frankenstein lo condenó el desprecio por la criatura que él mismo había creado, y ello lo llevó a sufrir su venganza y a ver como sus seres queridos morían a manos del ser al que él mismo había insuflado vida.

    A Pigmalión, sin embargo, los dioses le fueron favorables, y dieron vida a Galatea, la escultura que él mismo había creado y de la que se había enamorado perdidamente.

    Todo creador sabe que los hados pueden serle funestos, pero pueden también favorecerle. La creación, así concebida, es una ruleta rusa que puede salir mal.

    Ningún creador, no obstante, se atrevería, nunca, a renunciar a su don, el de la creación, ni a su fruto, la criatura.