martes, 1 de abril de 2025

El auténtico temor

    - El asesino ya ha sido abatido -dijo.

    Lo que no dijo es que lo había abatido él. Miraba al suelo, se encendía un cigarrillo con el final del anterior, parecía ausente, encerrado en sus pensamientos.

    Le pusieron una mano en el hombro. Un hombro que el sintió como ajeno. "Buen trabajo", parecían querer decirle desde un mundo lejano.

    - ¿Sabes qué? -añadió, finalmente, tras unos eternos segundo de silencio. - ¿Y si no era el asesino? A veces, lo evidente no es lo cierto.

    Una brisa sopló desde algún lugar, dispersando el humo del cigarrillo. Lo que no dispersó fueron las dudas, que continuaron en su sitio, firmes como rocas.


jueves, 27 de marzo de 2025

Una dieta específica

    Fallecí el 27 de marzo de 2008, hoy hace 17 años. Me dispararon en el pecho. Parece una noticia trágica, pero no lo fue tanto, a la hora de la verdad. Yo también, al principio, pensé que la muerte iba a ser irreversible. Pero no era así.

    Desperté unos minutos después. Todavía mis asesinos estaban ahí, junto a mí, rebuscando en mi cartera. Yo intenté incorporarme. Mis movimientos eran lentos, pesados. Lo achaqué, lógicamente, a la bala que se alojaba en mi pecho y a que mi corazón había dejado de latir.

    Ellos no se dieron cuenta de mi despertar hasta que ya era demasiado tarde. Cuando me vieron, ya encima de ellos, vi el terror, el auténtico terror, en sus criminales rostros. Todavía me descerrajaron un par de tiros. Los encajé sin dolor, sin pena, como un ligero empujón. Luego, mientras todavía digerían su sorpresa, me los comí.

    Nunca se me hubiera pasado por la cabeza. Fue instintivo. Noté un hambre voraz nada más despertar. En cuanto los mordí por primera vez, les abrí las cabezas y sorbí sus sesos. Lo saboreé como un auténtico manjar.

    Ahora camino por el mundo en busca de cerebros. No soy muy rápido, avanzo de forma algo torpe, pero, de vez en cuando, alcanzo una presa humana. Todos me observan horrorizados, y eso me encanta. La mayoría, al verme, huye corriendo. No me importa, no tengo prisa. Cada cerebro sorbido es un auténtico tesoro.


domingo, 23 de marzo de 2025

Megalomanía

    Se sintió tan grande, tan poderoso, que supo, de inmediato, que era el dueño y señor del mundo.

    Miró a su alrededor. De momento, nadie lo sabía. Podría alzar los brazos, dar dos gritos y dejar las cosas claras, que todos supieran quién llevaba los mandos. Poder y autoridad. Podría arrodillarlos a todos, si quisiera. Arrasar a los improcedentes. Redistribuir a su gusto los espacios, las propiedades, las riquezas, los deberes y obligaciones.

    Poder absoluto y autoridad máxima personificadas en el mismo ser. Él.

    No obstante, y como los detentadores del poder absoluto ejercen, al tiempo, el evergetismo, decidió que lo más adecuado sería actuar con la discreción adecuada a alguien de su posición.

    Sería cuestión de gobernarlos a todos, pero sin que ellos lo supiesen. Un plan genial.

    Habría que encender un puro para celebrarlo, como hacen los grandes hombres...


jueves, 20 de marzo de 2025

Todo dejó de funcionar

    Todo dejó de funcionar un día cualquiera, sin previo aviso y sin motivo aparente.

    Primero fueron los aparatos electrónicos, que no respondían a las órdenes. Eso provoco más de un quebradero de cabeza, y las primeras muestras de histerismo, hasta que lo que comenzó a fallar fue el suministro eléctrico. Ya sin electricidad, que los aparatos electrónicos no obedecieran los comandos era el menor de los problemas.

    Luego empezaron a fallar los artefactos mecánicos, desde los grifos y las persianas, a las cremalleras o los relojes. Todo lo que fuera susceptible de averiarse, se averiaba.

    El siguiente paso fue el fallo de los organismos vivos. Los árboles dejaron de florecer, los animales andaban desorientados. Finalmente, comenzamos a fallar nosotros, los seres humanos. Tendones, articulaciones, circulación, sentidos, la mente.

    Cuando volvió a restablecerse el suministro eléctrico, no quedaba nadie que disfrutase de él.