Me observan. Son ellos y están por todas partes. Apostan sus microcámaras en los espejos, en los baños, en los insectos que pululan a nuestro alrededor. Lo saben todo sobre mí, quién soy, cómo he llegado hasta aquí y por qué, penetran en mis pensamientos durante el sueño y los leen, y los interpretan. Me conocen mejor que yo mismo y están esperando el momento de actuar.
Han de ser seres realmente retorcidos para dedicar su tiempo a vigilarme de esta forma. Seguro que no soy el único, que tienen más objetivos. El tiempo es tan corto, tan valioso, que no puedo llegar a entender como alguien lo malgasta así.
Yo, que soy una persona aparentemente normal. ¿Cómo han llegado a objetivarme? ¿Por qué me he convertido en blanco de sus miradas? Si no hago nada, sólo voy a trabajar cada mañana, como cualquiera, regreso a casa por las noches y descanso el domingo. Nada que pudiera levantar sospechas.
De todos modos, ya no importa. Sólo queda una semana para el total exterminio de la raza humana. Sus observaciones no han podido fructificar. Acabaré con todos ellos como quien acaba con una bagatela molesta.
Ya era hora.
Estaba realmente cansado de ser observado sin motivo.