Si un loco persiste en su locura, se convertirá en un sabio. ¿A cuántos individuos habrá el mundo tachado de locos para acabar elevándolos a los altares? El problema surge cuando estar loco se pone de moda, y los locos de verdad dejan de estarlo para tratar de sobrevivir en un entorno de demencia y sinsentido. En esos casos, cuando los locos son los cuerdos, los sabios comienzan a escasear, porque nadie llega a sabio sin un punto de locura, pero tampoco sin un punto de lucidez, y hay locos tan estúpidos que ni se plantean redirigir su locura.
¿Qué es un loco, un genio o un enfermo? ¿Ambas cosas o ninguna? ¿Una adorable ráfaga de aire fresco o una abominación de la mente humana?
Desde luego, últimamente los genios no aparecen y el aire ya no genera ráfagas sino estancos viciados...