domingo, 10 de junio de 2007

Una de dos

He desarrollado una capacidad poco común entre los de mi especie, un instinto que a buen seguro se encontró siempre en mi interior, de forma latente, y que ahora, al verse liberado, se desata en toda su grandeza.
Se trata de la capacidad de elegir siempre el camino equivocado.
Una de dos, izquierda o derecha, sí o no, arriba o abajo, el caso es que, por más que lo piense, que reflexione, que analice, siempre tomo el camino erróneo, más allá de las ciencias estadísticas, de las probabilidades del 50 por ciento, del veleidoso azar.
No hay muchos que puedan presumir de poseer tan rara cualidad.
Dirán que es sencillo, que ahora se trata simplemente de hacer lo contrario de lo decidido para actuar correctamente. En efecto, a partir de ahora, cada vez que llegue a la conclusión de que algo es lo correcto, haré justamente lo contrario. Así me garantizo el acierto seguro.
¿No les parece maravilloso? Tengo curiosidad por saber adónde puedo llegar con esta mi nueva filosofía de vida. Aunque, para ser sincero, también me gustaría saber por dónde me hubiera llevado el destino si hubiera permanecido seleccionando, siempre, la opción incorrecta.
Igual, de las dos maneras, llegaba al mismo sitio...