- ¿Qué es la magia? -me preguntaban mientras me veían sacar un conejo de mi chistera. Sonreían y aplaudían, pero seguían preguntando con curiosidad.
- No nos bastan tus demostraciones. Queremos que nos desveles el secreto. ¿Qué es la magia?
Yo les hacía aparecer ramos de flores de los restos de un pañuelo arrugado, les sacaba monedas de detrás de las orejas y adivinaba todas las cartas en las que ellos pensaban. Pero ellos continuaban:
- No nos vale con verla, queremos comprenderla. ¡Queremos que nos digas qué es la magia!
Me introduje en una cabina, cerré la puerta y desaparecí para siempre.
Todavía a lo lejos, en la insustancialidad infinita, les oía preguntarse unos a otros:
- ¿Qué narices será eso de la magia?