miércoles, 26 de junio de 2024

Ahora vengo

    Miró el reloj. Se asustó. Volvió a mirarlo.

    - Ya llevaba más de media hora esperando.

    Comenzó a caminar de un lado para otro, como un león enjaulado.

    "Ahora vengo", le habían dicho. Como quien va a volver en diez segundos, como quien se aleja solo unos pasos para arrojar un envoltorio a la papelera. De todos modos, no empezó a ver nada raro hasta que habían pasado diez minutos. Quizá había tenido que acudir al baño por una urgencia...

    Cuando ya llevaba una hora esperando se sentó en el suelo. Comenzaba a sentir el cansancio en las piernas. Pensó en aquellos que esperaban a Godot en la obra de Samuel Beckett. ¿Cómo terminaba? Pues que Godot no aparecía...

    A las ocho horas decidió echar una cabezada. Allí, en aquel mismo punto, por si venía. Cuando despertó, volvía a ser de día.

    Tuvo hambre. Pero abandonar su puesto le parecía un error, en cualquier caso. Seguro que volvería justo cuando él no estuviera.

    Varios días después, muerto de hambre y de sed, quemado por el sol de mediodía y aterido por el frío y las corrientes de aire nocturnas, comenzó a pensar que moriría allí, y que su cadáver, cada vez más descompuesto hasta la putrefacción, seguiría a la espera por toda la eternidad...