domingo, 11 de agosto de 2024

Una nota a los pies

     La víctima tenía la lengua fuera. Muy fuera. Tanto que casi le llegaba hasta el cuello, convirtiendo su rostro en una máscara burlesca y macabra.

    - Parece que tiraron de ella, comisario. Con fuerza. Con unas tenazas, o unas pinzas. O con unos alicates.

    El comisario asintió.

    - Por supuesto, lo hicieron mientras aún estaba con vida.
    - Faltaría más, claro.

    Últimamente, un asesinato no era un asesinato si no tenia unas buenas dosis de sadismo.

    A los pies del cadáver había una nota. Una hoja de papel, cuidadosamente doblada.

    - Ah, y eso. Dejó una nota. No creo que sea una nota de suicidio. ¿Cree usted que puede la víctima haberse autoinfligido las lesiones? ¿Cree que alguien puede haberse tirado de la lengua hasta destrozarse por dentro?
    - En ese caso -interrumpió el comisario-, las tenazas, o lo que sea, estarían por aquí.

    Tomó la nota de papel. La desdobló. No había nada escrito. Había, eso sí, un dedo. Cortado. Posiblemente, también, con unas tenazas.

    Contaron los dedos del cadáver. No faltaba ninguno.

    - Mierda -dijo el comisario. - Esto se complica.