domingo, 26 de enero de 2025

Un crimen exprés

     - Vamos, rápido -dijo el jefe. - No tenemos mucho tiempo, pero tenemos los medios, las fuerzas y la imaginación necesarias. Decidme cómo podemos cometer el crimen perfecto en el menor tiempo posible.

    Todos lo miraron sorprendidos. El jefe, en ocasiones, pedía cosas muy raras. Antes de contestar, no obstante, ya estaban todos dándole vueltas al asunto.

    - Yo descartaría las armas de fuego -dijo el número uno. - Son ruidosas y rastreables.
    - Sería deseable que no hubiera rastro de sangre, ¿verdad? -preguntó el número dos.

    El jefe asintió.

    - ¿Veneno? -dijo el número tres.
    - ¿Y dónde lo conseguimos? -volvió a preguntar el número dos, que no las tenía todas consigo.
    - ¿Y si conseguimos que todos crean que el crimen no se ha cometido? -dijo entonces el número cuatro.

    El silencio reinó en la sala durante unos instantes.

    - ¿Cómo vas a conseguir eso? -preguntaron al unísono. - Hay que matar a alguien...

    El número cuatro, entonces, sonrió.

    - ¿Y si matamos a alguien pero hacemos creer que no lo hemos matado, que sigue vivo?
    - Interesante idea -dijo el jefe, frotándose el mentón. - ¿Podrías conseguirlo en cuatro horas?
    
    La sonrisa del número cuatro se amplió unos centímetros.

    - Y en media hora... -concluyó, saliendo de la habitación mientras todos lo observaban con la boca abierta.