jueves, 6 de marzo de 2025

Suplantación

     Empecé a sospechar que alguien había suplantado mi personalidad por pequeños detalles que acaecían en mi vida diaria. Un conocido que decía que mi nombre aparecía en eventos a los que yo no había acudido; alguien que contaba que alguien le había contado que había hablado conmigo en lugares en los que yo no había estado.

    El asunto empezó a preocuparme de verdad cuando entró en escena la cuestión monetaria. Facturas a mi nombre de compras que no había hecho, cargos a mi tarjeta, multas de tráfico de lugares por los que no había pasado.

    Hubo quien vino a preguntar por mí y, al verme, negaba con la cabeza convencido de que yo no era yo, de que yo tenía otro aspecto.

    Todo ello me llevó a investigar, y encontré registros, perfiles  y solicitudes a mi nombre. Era yo quien los hacía. Pero yo no los había hecho.

    El colmo llegó cuando me vi en vídeos, hablando de mí mismo. Pero yo no había hecho eso, ni ese era yo. Ni siquiera se me parecía, maldita sea.

    Esta mañana me he visto en televisión. Me ha tocado la lotería, pero no a mí. Salía mi suplantador muy contento, con mi familia. Y estos sí que eran reales: mi mujer, mi madre, hasta mi perro abrazaban a aquel tipo que no era yo, pero era rico.

     La verdad es que el tipo, es decir, yo, parecía simpático.