lunes, 1 de septiembre de 2025

Al otro lado del espejo

      Lo que vi a mi espalda, reflejado en el espejo, me aterrorizó. De modo que, de forma instintiva, y en lugar de girarme para comprobar si el reflejo se correspondía con la realidad, agarré el primer objeto contundente que tuve a mano y lo lancé contra la pulida superficie.

    Esta, con gran estrépito, se rompió en una multitud de pequeños trozos.

    Los recogí apresuradamente, los metí en una bolsa y, con cuidado de no cortarme, los arrojé a un bidón de basura.

    Desde entonces, nada extraordinario ha vuelto a sucederme. Eso sí, no he vuelto a mirarme a un espejo, he ocultado todos los que encontré en casa con un velo negro, y no se me ha ocurrido, ni por asomo, girarme para ver qué hay a mi espalda. Por si acaso. Por si lo que vi reflejado en el espejo era eso, un reflejo de lo que en realidad tengo detrás.