jueves, 8 de junio de 2023

Un corredor de fondo

    Un corredor pasó por mi lado como una ráfaga de aire. Apenas lo sentí acercarse y, cuando quise darme cuenta, ya se había perdido entre la multitud, delante de mí.
    Supuse que buscaba algo, que pretendía llegar a algún sitio. Nadie corre sin un motivo. Todos tenemos metas en la vida.
    Más tarde, ya en casa, la imagen del corredor volvió a mi mente. Reflexioné sobre él, sobre su actitud. Tal vez no tenía por objetivo llegar a ninguna parte. Tal vez no tenía ninguna meta. Tal vez pretendía, tan solo, huir de algo, alejarse, cuanto más, mejor, de algo que había dejado atrás.
    Pensé que, aunque no corramos, todos tenemos alguna meta en la vida que nos hace avanzar. Todos buscamos alcanzarla. Pero también todos huimos de algo: de algo o alguien que nos persigue en nuestras pesadillas, de nuestro pasado, de algún lugar que dejamos atrás.
    Quien huye, no busca una meta, sino que pretende alejarse de lo que deja atrás. Pero una meta puede ser, precisamente, alejarse lo más posible de la salida.
    Pero, ¿acaso tiene meta quien, en lugar de acercarse a algún sitio, pretende alejarse de otro?
    En estas consideraciones, tumbado en el sofá, me quedé dormido. No tuve que enfrentarme a pesadilla alguna, afortunadamente. Soñé que corría. Era agotador, aunque no terrorífico. Cuando desperté, estaba terriblemente cansado.