viernes, 21 de julio de 2023

Cola de rata

     La vi el otro día, asomando por debajo del mueble del salón. Larga, estilizada. Desde el principio, tuve la impresión de que se trataba de una cola de rata.

    Es evidente que, si aparece en algún lugar el extremo de una cola de rata, existen muchas posibilidades de que al otro lado aparezca la rata en sí. Y esos bichos no me gustan nada. Y menos en mi salón. Así que me he puesto a observarla, a ver si se me ofrecía alguna solución.

    Creo que no sería capaz de matar a una rata, así que no sé que haría, llegado el caso. De cualquier forma, he decidido permanecer en el salón, atento.

    Desde entonces, la cola permanece inmóvil. Y yo también, vigilando. Empiezo a tener hambre y sueño, pero sé que, si dejo de observarla, la cola se escurrirá, se perderá debajo del mueble, y entonces será mucho más complicado eliminarla.

    Se trata de una especie de duelo, un enfrentamiento. O la cola de rata, o yo.

    No sé cómo puede una rata permanecer inmóvil durante más de un día, la verdad. Ese, en concreto, es el tema que más me preocupa. ¿Estará esperando a que yo caiga dormido para atacarme?

    Me siento desfallecer pero, si desvío mi atención, sé que estaré perdido. Maldita cola de rata...