martes, 12 de septiembre de 2023 Un amigo me contó el otro día un sueño que había tenido. Según sus propias palabras, había soñado "que era un agente secreto, pero que todo el mundo lo sabía".
El tío había salvado al mundo, varias veces, de peligros inminentes. En el sueño, claro. Atentados terroristas, explosiones nucleares, conflictos bélicos a gran escala. Por su trabajo se había llenado de enemigos, obviamente; pero también de admiradores. Mucha gente le paraba por la calle para saludarle y transmitirle mensajes de ánimo: "Sigue así, eres es el mejor agente secreto de la historia". Incluso oía como las madres les decían a sus hijos: "Mira, Fulanito, ese señor es agente secreto".
Me contó que lo llamaban para entrevistas en la televisión, y que había sido portada de más de una revista.
No llegó a saber cómo terminaba su historia porque sonó el despertador y el sueño se acabó. Yo intuyo que muy bien no acabaría, porque no sé si era buen agente, pero, desde luego, muy secreto no era. Probablemente alguien intentaría acabar con él antes de acabar con el resto del mundo.
Casi que el despertador le había librado de una buena pesadilla.