jueves, 7 de septiembre de 2023

Lo que sabes te hace más fuerte

    - ¿Un whisky?

    - Claro.

    - Yo tomaré un trago de vodka.

    "¡Qué taimado!", pensó el detective, sabiendo que el whisky contenía algún tipo de narcótico que, con seguridad, lo sumiría en un incontenible sopor que terminaría por convertirlo en un pelele a merced del sospechoso.

    Tomó la copa y la meció entre sus manos, con parsimonia. Ahora solo tenía que fingir un sorbo, sin mojarse los labios.

    El sospechoso dio un buen trago a su bebida, confiando en que el detective caería más pronto que tarde. Este seguía con el whisky entre sus manos, sonriendo.

    - Como iba diciendo...

    El sospechoso continuaba una perorata incontenible que ni a él, que esperaba el momento en que el detective cayera redondo, ni a este, que seguía llevándose el whisky a los labios con regularidad, le importaban un pimiento.

    En un momento dado, el sospechoso, que empezaba a impacientarse, miró el interior de la copa del detective. ¿Por qué ese whisky no bajaba? Ya empezaba a cansarse. Se sentía fatigado, de hecho. A ver si esto acababa ya pronto porque él se echaría una buena siesta.

    Lo último que el sospechoso vio, antes de caer redondo, fue la sonrisa del detective. Lo comprendió todo, entonces. Comprendió que el detective no había probado su whisky; comprendió que, en algún momento, el cabrón había contaminado el vodka, sabiendo que era lo que él bebería; comprendió, en definitiva, que ya no era sospechoso, que su intento de drogar al detective lo había convertido en culpable confeso, y que ahora era él quien estaba en manos de la justicia...