viernes, 10 de noviembre de 2023

La biblioteca

     - Empieza a buscar, la respuesta se encuentra en estos anaqueles.

    El joven ayudante miró la sala. Enormes estanterías se extendían por pasillos infinitos, y se elevaban a tantas alturas que se perdían de vista. Un laberinto enorme de escaleras, pasadizos, arcos y puertas proporcionaban la conexión más rápida posible entre las distintas dependencias. No obstante, trasladarse de una punta a otra podía llevar, a primera vista, varias horas.

    La habían pedido que buscase una aguja en un pajar. O algo parecido. En realidad, se trataba de encontrar un documento que una anciana escondió en uno de los ejemplares de la biblioteca poco antes de morir. Un testamento, en concreto.

    Encontrarlo se había convertido en crucial para la resolución de un conflicto judicial que amenazaba, si no, con alargarse más de la cuenta. Eso sí, la anciana se había llevado el secreto a la tumba, así que le habían enviado a él, un don nadie, a buscar entre las páginas de los ejemplares. "Varios millones de volúmenes", le habían dicho entre la sorna y la conmiseración.

    Él se había armado de paciencia. Total, ocho horas al día abriendo libros y volviéndolos a cerrar no podía ser tan malo. Él iba a cobrar lo mismo a final de mes; si sus jefes querían desperdiciar sus aptitudes, allá ellos.

    Así que eligió una altura al azar, se desplazó unos metros, encontró un enorme anaquel en el que habría, quizá, unos dos mil libros, y anotó la disposición en un papel para no repetirla en un futuro.

    - Empezaré por aquí -se dijo.

    Tomó el primer libro que encontró. Lo abrió. Y allí estaba. El testamento de la señora fallecida.

    Se le aceleró el corazón. Pensó que había una posibilidad entre varios millones de dar con el testamento a la primera y sintió vértigo. Increíble. Soberbio.

    Rápidamente cerró el libro con el testamento dentro y lo dejó donde estaba. No convenía que sus jefes conocieran su hallazgo. No tan pronto. Pensó que se pasaría unas semanas buscando por donde sabía que no estaba el testamento. Al fin y al cabo, iba a cobrar lo mismo.