jueves, 9 de mayo de 2024

La aparición estelar

     - ¿Te gustaría aparecer en mi próxima novela? -me dijo un día un escritor. - Tengo un hueco para ti en el capítulo que estoy escribiendo ahora.
    - ¿Vas a hablar de mí? ¿Y qué vas a contar? -pregunté, intrigado.
    - A ver... de ti, no, claro. Simplemente habrá un personaje que tenga ciertas cualidades tuyas.
    - ¿Se llamará como yo?
    - No, no, claro. Será un nombre inventado.
    - ¿Vestirá como yo? ¿Hablará como yo?
    - No específicamente.
    - ¿Tendrá mis mismas ideas? ¿Mis mismas aficiones? ¿Mis virtudes y mis defectos?

    El escritor pareció incomodarse, como si pensara que ya estaba yo siendo muy pesado. Como si se estuviera arrepintiendo ya de haberme hecho la propuesta.

    - No. Realmente, no. Será un personaje ficticio. Por completo. Solo que pensaré en ti cuando lo esté desarrollando.
    - Pero vestirá, hablará, pensará y actuará de forma diferente a mí.
    - En efecto.
    - Y tendrá una vida completamente diferente a la mía.
    - En lo esencial, así es.
    - ¿Los lectores, aquellos que ya me conocen, mi madre, pongamos por caso, me reconocerán en el personaje?
    - Yo diría que no.

    Me quedé pensando, entonces, qué tenía de interesante salir en una novela. Me pregunté, de hecho, si se podía hablar de "salir en una novela" cuando el personaje no se te parece en nada y nadie, ni tú mismo, ve la semejanza.

    Le contesté con evasivas, finalmente. Que hiciera lo que quisiera, o algo así.

    Creo que el escritor no llegó a terminar esa novela. Yo, al menos, no la he visto. O quizá sí, pero no me he reconocido en ella. Aquella fue mi irrupción estelar, y a la vez mi canto de cisne, como personaje de ficción.