jueves, 28 de agosto de 2025

Esto es la ruina

      Y vio, entonces, cómo todo lo que había luchado por crear, durante una vida entera, se desmoronaba ante sus ojos. Quiso llorar, pero se le habían secado las lágrimas; quiso gritar, pero tenia la garganta seca.

     Luego llegaron ellos. No tardaron en aparecer, se acomodaron por encima de los restos de lo que había sido, vio cómo pisoteaban sus recuerdos y cómo despreciaban todo lo que él había admirado.

     Entonces comprendió que él era el pasado. Que su mundo se había acabado. Que solo le quedaba cerrar los ojos, respirar hondo y dejar que su tiempo pasara hasta que le llegara el momento de la extinción.


domingo, 24 de agosto de 2025

Muérdeme

    La verdad era que aquel cuello tan esbelto, de piel tan blanca, resultaba apetecible. El primer impulso, no obstante, no era morderlo, sino besarlo, acariciarlo con los labios como si se tratara de un objeto valioso y delicado.
    Fueron los ojos de su maestro los que lo devolvieron, de nuevo, a la realidad de su misión. "Muerde", parecían decir con tono imperativo.
    La chica se mantenía quieta, exánime, entregada a su inexorable destino.
    Se concentró, abrió la boca y mordió con fuerza el cuello de la chica. Era la prueba final, el momento definitivo.
    Notó como la piel quedaba agujereada y cómo brotaba de ella el líquido, denso y caliente.
    Dejó que la sangre penetrara en su boca y cayera por su barbilla. La saboreó, a sabiendas de que era lo que tenía que hacer.
    Para ser la primera vez que la probaba, su sabor no era, para nada, desagradable.

viernes, 22 de agosto de 2025

Auge y caída de la saga familiar

    - Cariño, estamos arruinados.

    Lo dijo con la voz grave, consciente de la trascendencia de sus palabras. Fue la sentencia final a un proceso de larga y penosa duración.

    Ya hacía tiempo que el servicio había sido despedido. El polvo se acumulaba sobre las cortinas, la vajilla, los adornos de las estanterías. Una cierta penumbra, acentuada en las horas del crepúsculo, daba a la mansión, ya de por sí bicentenaria, un aire espectral.

    Hacía tiempo que las alas de la casa habían dejado de usarse. Meses, quizás. Desde la muerte del joven Arnaldo. Solo quedaban ellos dos, dejando transcurrir los días entre el salón y el pequeño jardín de la entrada, el único rincón de la amplia finca que aún conservaba un aspecto presentable.

    - ¿Y ahora qué hacemos?

    Un lechuza ululó en la lejanía; la niebla comenzó a descender, dejando la promesa de una noche larga y pavorosa. Bajo el suelo de la casa, en el panteón familiar, los cadáveres de generaciones de muertos en la opulencia y la abundancia comenzaba a revolverse en sus tumbas.


jueves, 14 de agosto de 2025

De verdad

    Caminaba por el centro de la ciudad en pijama y pantuflas, con la mirada perdida. Hacía aspavientos con las manos y, de vez en cuando, daba unos gritos sin sentido que helaban el alma de cualquier que pudiera oírlos.

    Había gente que, al verlo, salía corriendo. Otros trataban de acercarse, generalmente con la mejor de las intenciones, pero huían espantados.

    - ¿Por qué haces esto? ¿Estás loco? -le pregunté un día.

    Él me observó sorprendido, como si no esperara que le hablase y, lentamente, saboreando cada sílaba, contestó:

    - Por supuesto que estoy loco.

    Comprendí entonces que no estaba loco, en absoluto. Que fingía estarlo. Comencé a entonces a pensar si no estaría identificando a los locos que se hacen pasar por cuerdos, igual que él era un cuerdo que se hacía pasar por loco.