viernes, 30 de marzo de 2007

El curso del Leteo

Comenzó olvidándose de pequeños detalles, de datos concretos, de ciertas fechas y nombres de los miles que había ido almacenando en su mente durante años, como valiosos tesoros, como secretos personales e inconfesables.
Más tarde olvidó vivencias, situaciones. Que si tenía algo que hacer a tal hora, que dónde estuvo tal día.
El tiempo borraba su vida y la de aquellos que la rodeaban. Cuando los rostros comenzaron a difuminarse sus recuerdos se convirtieron en objetos ajenos, seres extraños e irreconocibles que hacían comentarios sin importancia.
Terminó por olvidar todos los datos, todas las experiencias, todos los rostros. Terminó incluso por olvidarse de sí misma, por olvidar quién era, por olvidar que alguna vez había existido y que poseyó una memoria.
Vivía en el presente, el pasado moría a cada instante.
Y no lo lamentaba. El pasado no duele si no se recuerda.

lunes, 26 de marzo de 2007

Mens sana

Si un loco persiste en su locura, se convertirá en un sabio. ¿A cuántos individuos habrá el mundo tachado de locos para acabar elevándolos a los altares? El problema surge cuando estar loco se pone de moda, y los locos de verdad dejan de estarlo para tratar de sobrevivir en un entorno de demencia y sinsentido. En esos casos, cuando los locos son los cuerdos, los sabios comienzan a escasear, porque nadie llega a sabio sin un punto de locura, pero tampoco sin un punto de lucidez, y hay locos tan estúpidos que ni se plantean redirigir su locura.
¿Qué es un loco, un genio o un enfermo? ¿Ambas cosas o ninguna? ¿Una adorable ráfaga de aire fresco o una abominación de la mente humana?
Desde luego, últimamente los genios no aparecen y el aire ya no genera ráfagas sino estancos viciados...

miércoles, 21 de marzo de 2007

El hombre que sólo hablaba lenguas muertas

El hombre que sólo hablaba lenguas muertas tenía un tremendo problema: la incomunicación. Y es que nadie hablaba esta tipo de lenguas, de ahí el calificativo de muertas. Habitaba, pues, una especie de burbuja de aislamiento lingüístico, aunque, de todas formas, intuía que lo que los demás se decían no era, en el fondo, nada importante. De hecho, cada vez hablaban menos entre ellos, a pesar de su lengua común, tal vez porque las cosas verdaderamente importantes ya se habían dicho en las lenguas que él manejaba.
Decidió, pues, hablar con los muertos. "Los muertos hablarán lenguas muertas", pensó. Lo intentó, aunque tras varios acercamientos concluyó que los muertos habían dicho ya lo que tenían que decir, que no era poco, y prefirió dejarles descansar.
Optó, en conclusión, por dejar de hablar. Y aquellas lenguas muertas que sólo él manejaba fueron languideciendo, agonizando, hasta extinguirse no sólo como instrumento de comunicación, sino como recuerdo de una humanidad pretérita y mejor...

lunes, 19 de marzo de 2007

La verdad

La verdad no existe. La verdad es un concepto relativo, depende de la visión personal que del mundo tiene cada uno de nosotros. Existe una verdad para mí, otra para ti, otra para aquel tipo al que viste esta tarde a través de tu ventana, ese que cruzaba la calle con aire despistado. Existen, pues, tantas verdades que es imposible hablar de la Verdad, así con mayúsculas.
De modo que podemos reírnos de todos los teólogos, los pensadores, los filósofos, los científicos, de todos aquellos que han dedicado alguna parte de sus vidas a buscar la verdad, pues han perdido el tiempo de una forma estúpida.
A no ser que pensemos, claro, que el hecho de buscar algo que sabes que no vas a encontrar puede resultar útil como herramienta de trabajo, como procedimiento, o simplemente como entretenimiento o diversión. Desde luego, mejor perder el tiempo haciendo investigaciones sobre la naturaleza de la verdad que tirarse en el sofá a no pensar, o pasar las horas dormitando al sol.
La verdad es que buscar la verdad es, después de todo y si se realiza con moderación, un actividad saludable. Y que se rían los demás al vernos, jactándose en su ignorancia, incapaces de comprender que es mejor enredarse en la búsqueda de un fin imposible, siendo conscientes de esa imposibilidad, que consumirse en la desidia de la inactividad mental.

viernes, 16 de marzo de 2007

Estás raro

- Estás raro -le comentó al tiempo que le dirigía una mirada curiosa.
- ¿Raro yo? - contestó el otro con sorprendido excepticismo.
- Sí, supongo que todos estamos raros de vez en cuando.
- Pero, ¿por qué? ¿Porque colecciono cabezas reducidas? ¿Porque con residuos orgánicos alimento a las moscas que componen mi ejército destructor? ¿Por mis ansias megalómanas? ¿Porque giro en el sentido contrario al movimiento terrestre de rotación? ¿Por buscar en la oscuridad las respuestas que serían visibles a la luz? ¿Por ser como soy? No. No estoy raro. Soy raro. Afortunadamente, pues de los raros es el mundo del absurdo...

domingo, 4 de marzo de 2007

El enemigo interior

Siempre supuse que acabarían conmigo desde fuera, que preparaban un ataque cósmico de dimensiones ciclópeas, que se rearmaban para dirigirse concretamente contra mí, sin saber muy bien por qué, tal vez porque yo era uno de los pocos que no se identificaba con ellos.
Me pertreché debidamente, anduve con cien ojos como un Argos insomne, me oculté cuando debí hacerlo y contraataqué con decisión.
Quién me iba a decir a mí que el enemigo que tanto temí se encontraba en mi interior, fermentando a escondidas, esperando el momento de brotar como la lava de un volcán por cada uno de los poros de mi cuerpo.
Lamento tremendamente haberme encerrado en la fortaleza con el único agente destructor del que debí haber huido desde el principio. Cómo salir, si me encerré con tanto empeño...
Ahora pediría ayuda, pero he desconfiado durante tanto tiempo del exterior que me cuesta tanto, y me costará la misma vida, de hecho, acercarme a ellos...